![]() |
Antes de marcharse a Memphis en el verano de 2001, Pau Gasol escuchó desde el Barcelona que se precipitaba. Pese a haber dominado la ACB y ser elegido en el tercer puesto del draft, en el club azulgrana le dijeron que volvería más pronto que tarde. El pívot lleva 15 temporadas haciendo añicos aquel pronóstico.
En la madrugada del sábado al domingo, ante los Hornets, alcanzará los 1.000 encuentros en temporada regular, los que la NBA cuenta para estadísticas y récords.
Con él serán sólo 125 jugadores de los más de 3.000 que han participado en la Liga los que hayan llegado a esa cifra. El dato da una idea de lo difícil del logro. Ni Larry Bird, ni Magic Johnson, ni David Robinson, ni Isiah Thomas, ni Bill Russell, ni Jerry West —por citar algunos mitos—, lo hicieron.
Todo comenzó con aquel partido frente a los Pistons en La Pirámide. Fue la primera de las ocho derrotas consecutivas con las que comenzó su aventura. A él, que lo había ganado casi todo con el Barça, le costó asimilar que la derrota no significaba lo mismo allí que aquí. Imposible predecir entonces que la carrera de aquel chaval largo y delgado se prolongaría durante tres lustros, aunque ser rookie del año invitaba al optimismo.
A lo largo de su trayectoria en la NBA, la regularidad de Pau ha sido asombrosa. Sólo en dos cursos, el actual y el 12-13, presidido por las lesiones y con Mike D’Antoni en el banquillo de los Lakers, promedió menos de 17 puntos. Una fiabilidad como pocos jugadores pueden ofrecer.
El pívot español modificó el rumbo de las tres franquicias en las que jugó. Llegó a los Grizzlies en el año del traslado de Vancouver a Memphis. Jugador y equipo crecieron a la par: él, al All Star y el conjunto, a los playoffs. En febrero de 2008, tras un entrenamiento, su carrera dio un giro copernicano. Le llamaba el mánager general: “Te hemos traspasado a los Lakers”. Música para sus oídos. Podía haber aterrizado en cualquier equipo, pero acabó en el más mediático. Tipo con suerte.
Días de púrpura en LA
También cambió la cara de los angelinos. Ayudó tan activamente a los dos anillos junto a Kobe que en el segundo coqueteó con el MVP de la final. Los aliñó con otros tres All Star. Días de púrpura en LA. El quinto Partido de las Estrellas lo vivió ya con los Bulls, a los que llegó en 2014 persiguiendo un nuevo título. El próximo verano, podría renunciar a su último año de contrato y salir al mercado.“Cuando llegue el momento habrá que evaluarlo. Ver el interés del equipo, el mío y qué opciones hay”, dice. Quiere otear dónde podría rematar su carrera con el tercer anillo. No le faltarían pretendientes.
También cambió la cara de los angelinos. Ayudó tan activamente a los dos anillos junto a Kobe que en el segundo coqueteó con el MVP de la final. Los aliñó con otros tres All Star. Días de púrpura en LA. El quinto Partido de las Estrellas lo vivió ya con los Bulls, a los que llegó en 2014 persiguiendo un nuevo título. El próximo verano, podría renunciar a su último año de contrato y salir al mercado.“Cuando llegue el momento habrá que evaluarlo. Ver el interés del equipo, el mío y qué opciones hay”, dice. Quiere otear dónde podría rematar su carrera con el tercer anillo. No le faltarían pretendientes.
Porque Pau se hace milenario, pero por él no pasa el tiempo. En su partido 999, ante los Nuggets, estableció su mejor registro anotador (26) y reboteador (19) de esta temporada. No hay signos de decadencia. A esas 1.000 noches se sumarán muchas más.“Los 35 años me han sentado bien. A ver qué tal los 36. Mantengo una gran ilusión por lo que hago. Me encanta, disfruto, soy feliz haciendo lo que hago y eso es algo único”, asegura.
fuente:marca.es

agradesco tan detalla informacion ,da oprtunidad de aprender y ademas conocer como se forma la trayectoria de un jugador y usarla como ejemplo sin duda GASOL ya forma parte de la histori de la n.b.a. y es un ejemplo de cuando hay que irse de un equipo ,y que el color que se porta en el uniforme es el del b.k.b.
ResponderEliminar